Por Vitalina de Assis.
Tiendo a
despertarme a las cuatro de la mañana para meditar, y siempre me levanto antes
de que suene el teléfono. Uno de estos amaneceres, tuve un sueño antes del
tiempo de meditación y desperté por este hecho. Déjame informarlo:
Iba a viajar y
me acompañaban dos personas que no recuerdo quiénes eran. Íbamos en autobús y
mientras esperábamos, fui al baño y cuando volví a abordar decidí contactar a
la gente y fue allí, que extrañé mi teléfono celular y me di cuenta de que
había olvidado mi bolso en alguna parte. Me golpeó la desesperación, no sabía
exactamente dónde mirar y tendría que hacerlo muy rápido, porque el autobús ya
se estaba deteniendo. Cuando me mudé para volver al baño, pensé en esperar
amigos, miré a la multitud que estaba abarrotada y entendí que no los vería y
decidí buscar rápidamente, en esto me desperté con todos los detalles en mente
y naturalmente no estaba de acuerdo con el sueño diciendo: I No soy una mujer
perdida, no pierdo mi teléfono celular, y mucho menos mi bolso. Cogí mi teléfono
celular y fui a meditar. Luego me levanté, me vestí y salí a trabajar. Me senté
en los tres autobuses, gratitud, gratitud, gratitud. En el centro, compré panes
para desayunar, pan de queso y una rebanada de pastel. Cuando bajé del tercer
autobús, me di cuenta de que había olvidado la bolsa con mi café. Confieso que
estaba enojado, tenía hambre, había comprado más de lo que debería y estaba muy
frustrada. Me quejé y solo después de un tiempo le agradecí, porque seguramente
alguien se alimentaría de mi olvido. Como a veces es difícil expresar gratitud
al principio, ¿no creemos que sí?
Entonces recordé
el sueño y consideré la razón de mi falta de atención. Imaginé que alguien
necesitaba esto como prueba del afecto y el cuidado de Dios por ella. Esto alegra
mi corazón. Reafirmé que no debo perder, sino donar, dar, bendecir.
Reflexioné sobre
una frase que generalmente digo: "Dios tiene más para dar que el demonio
para tomar" e inmediatamente no estuve de acuerdo con esta frase, porque
el demonio no toma nada de mi vida, ni de nadie más. Somos totalmente
responsables de todo lo que se nos ocurre, incluso cuando estamos o nos
sentimos perjudicados. Soy el capitán de mi destino y estoy alerta para no
trabajar en mi contra. Estoy agradecida de que, incluso de manera involuntaria,
le di de comer a alguien para el desayuno y más que solo alimentarlo, bendije a
esa persona. Siempre somos bendiciones, lo sepamos o no, y se practica la
gratitud.
Eterna gratitud.
A gratidão. Está a ficar em desuso… Gostei muito da história.
ResponderExcluirUma boa semana.
Um beijo.
Muito obrigada amiga. Sou muito grata por sua amizade. Beijos. Espero que estejas bem.
Excluir